Hay vivencias que por muy
contadas y repetidas, no son aprendidas. El ciclo vuelve al inicio olvidando
las huellas del trayecto. Pasa con la historia de los pueblos, con las
generaciones, la familia y los amigos. Podemos reencontrarnos, pero ya no somos
los mismos aunque coincidamos en aquel lugar común del recuerdo.
Todo tiempo pasado fue mejor. No
lo sé. Sería llenar las plazas de cementerios. Prefiero requerir la memoria
para oxigenar el inicio de la ruta que cada amanecer nos espera tras la
ventana. Estrenar las posibilidades, abrir y no sumarse al camino. Acompañar al
creer con el querer y darle acción al pensamiento.
Tal vez así argumentaremos
defensa cuando juzguen nuestros actos.
Todo tiempo pasado se nos
adelantó y no es bueno seguir impasibles y dormidos cada vez que completa otra vuelta el semáforo. Vamos por
nuestros sueños, que cada parpadeo demanda vida. Es excusa imputar al destino
cuando somos lo que queremos. No culpemos la mala mano si fuimos nosotros
mismos los que elegimos el juego.
Se nos agota el tiempo que nos
sobraba ayer.
Amanece mientras persistes en la
noche.
Por favor, no te quedes en el
recuerdo.
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El silencio que queda después de estas letras es una puerta abierta. Adelante, estás en casa...