domingo, 25 de noviembre de 2012

Callamos


Esa caricia inexistente se hace cada vez más necesaria. No hay un juego de piel, sino destellos de casualidades que arrastran silencios culpables de no decirnos nada.

Callamos.

Tú y yo nos encontramos en esa mirada cómplice que es ausencia al resto de las palabras. Los demás marcan la escena muda, casi en blanco y negro a nuestro alrededor, mientras nacen ocultas sonrisas ajenas a tantos ojos vigilantes o celosos de nuestro color.

Anda. Deja que el mundo gire. Cierra la puerta que tengo un universo preparado para ti. Mira que entre que yo llego tarde y tú te retiras temprano, hay un tiempo que nos espera por coincidir. Descansemos prescindibles de abrazos equivocados que tantas veces hemos dado y que en el fondo nos debemos. Sujétame la esperanza que yo alcanzaré tus sueños.

Pero callamos, dejando enfriar el café y consumir el cigarrillo. Porque tal vez es mejor el silencio que confundir las palabras. Porque entre el vapor y el humo se diluyen los miedos consecuencia del ayer que arrastramos y el temor a despertar mañana haciéndonos falta.

Y a base de evitar evidencias nos sumergimos en el paradigma de llamar casualidad al destino. Es mejor así.

O tal vez no.

Y en callar, puede que nunca lo sabremos. 

jueves, 1 de noviembre de 2012

Caída libre

Caída libre. Sin conexión.

Ya no es preciso resistir al cielo sino despedir el hechizo de la desilusión. Lo que hemos querido ha cambiado notablemente y el destino debe hacerse cargo de la culpa. Hay que iniciar el viaje sin maletas y con las alas rotas. Hay que cruzar el cementerio de sueños. Hay que formar un camino al andar hasta encontrar los motivos para regresar. Tal vez alguien nos espere en casa.

Octubre se rindió a la primavera y abandonó el viaje, mientras del reloj escapan excusas a tu ausencia. Repasamos las postales antes de partir. Fuimos injustos al privar aquel nosotros que será sombra en el trayecto. Pero hemos aprendido a derrotar los fracasos al encontrar la salida.

No hay más. El abismo nos indica el final del camino. Si no me vas a llevar de la mano, llévame del recuerdo, pero llévame contigo.

El silencio invita el próximo paso. Caída libre.