domingo, 24 de abril de 2011

Me recuerdas las razones por las que te amo


La tarde se fue llenando de ilusiones que paso a paso van haciendo real el sueño.

Comenzaba a coleccionar sonrisas de aquellas que se extrañan y recuerdan en las noches de invierno. Nuevos abrazos, manos que se juntan y nuevos besos de rostros tan familiares que basta cruzar miradas para reconocernos. Todos en búsqueda de tu felicidad... y tus ojos brillaban en medio.

Entre amigos tan familiares y familiares tan amigos, descubrí aquel paisaje como un niño ansioso de aprender todos y cada uno de los recuerdos tuyos. El aroma de los eucaliptos deseosos de nuestras iniciales talladas juntas, apaciguaban mi tos rebelde con las ganas de fumar (por cierto, recordé mi promesa de hace dos días atrás. Lo haré).

Repasamos los lugares, atento a tus historias, que a la vez me recordaron los motivos por los que sigo vivo. Aquel lugar donde caíste, la vieja escuela, la sede comunitaria… y cómo olvidar las señoritas solteras. Respiraba en tus ojos paz, amor y ese olor a nuevos sueños de mi mano que se confundía con la tierra mojada, el pasto, los pinos y los eucaliptos.

De regreso a la ciudad, entre las luces de neón que en su manto eléctrico intentaban ocultar las estrellas, reviví tu imagen congelada tras despedirnos. Perfecta, esbelta, adorable, enviándome un beso. Sonreí a las historias por conocer y te asumí como la mejor medicina a mi cuadro febril. Sin dudar, el ibuprofeno es menos efectivo que tu beso.

Mientras cruzo la vista atrás imagino los abrazos pendientes y no me queda más que agradecer. Dar las gracias no es ni será suficiente por todo lo vivido hoy. Adeudo mil momentos buenos a tanta gente que recién comienzo a conocer. Y por sobre todo a ti, que una vez más y como tantas otras veces, te vuelves eterna.

Ganas de volver… mañana puede ser un buen día.

2 comentarios:

  1. Se parece a lo que viví esta semana, me encanta, el pequeño detalle que yo no volveré a despedirme, ni lo volveré a ver, pero me gusta,...
    Leerte me llena de gozo, besos

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El silencio que queda después de estas letras es una puerta abierta. Adelante, estás en casa...