viernes, 4 de enero de 2013

Te dedico


Te dedico la noche, el silencio y la espera hasta apagar la luz

Te dedico los brazos abiertos, las estrellas y la última barra de carga del teléfono que no suena

Te dedico la alegría del triunfo y la soledad de la derrota, que no fue derrota sin antes ser renuncia

Te dedico el café, el cigarrillo, el sillón y el reloj que se salta las horas entre recuerdos.

Te dedico el “Estas en mí”, pero “No te tengo”.

Te dedico los sueños sin cama, el “Por qué no llegas?”, la mano en la almohada.

Te dedico el beso que muerdo cada vez que te pienso y la ausencia en la mirada.

Te dedico el bosque sin hadas y la lluvia sin viento.

Te dedico el puesto vacío que me acompaña en la cena.

Te dedico la fuerza de haber hablado lo dicho, pero por sobre todo lo que callé y no dije.

Puede que sea tarde para la madrugada. Puede que no regreses sin haber estado.

Aun así…

Si no vuelves, no me queda otra opción que dedicarte un eterno recuerdo callado