lunes, 16 de mayo de 2011

Disculpa la tardanza

Cae el frio de la tarde y la noche incierta propone armar nuevas nostalgias tras tu acostumbrada despedida. Ya se agotaron las razones y las respuestas perdieron toda lógica. Entonces, de qué sirven las preguntas?.

La casa guarda su luto de abandono con la hoguera encendida y las luces apagadas. Las paredes conservan el respeto por la ausencia de tu risa y la alfombra celosa peina tus huellas ya desaparecidas. Me reciben en su humedad, entre sus pedazos de sueños rotos que como esquirlas de tanta felicidad estallaron causando heridas cada ayer más difícil de sanar. Abro la puerta y me saluda aquel silencio en que no estás. Le beso la frente y me disculpo por la tardanza.

La ciudad sigue su curso desnudando motivos que consigan tu regreso. Tal vez, alguna vez será suficiente. Cierran las tiendas y los semáforos rojos desesperan retrasando encuentros, mientras hierve el café. Afuera la vida ocurre tan intensa como quema adentro.

Me sentencian los espacios y tiempos en los que debo aprender a ser sin ti. Lluvias ajenas acariciando tu cuerpo, borrando los besos con que en tu piel escribí.
Avanza la tarde ya vestida de noche, mientras preparo la cena de silencios profundos y tan llenos de pensamientos, como los que seguían a cada canción de Serrano, que ya no volveremos a escuchar juntos…

1 comentario:

  1. Yo no puedo con tanto, cada vez que leo esto no puedo acabar porque mis lagrimas no me dejan, y ahora con el vídeo, Diooos, casi ni miro al escribir, ahora se porque no he dejado comentario en este...
    Hermoso poeta, hermoso.

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El silencio que queda después de estas letras es una puerta abierta. Adelante, estás en casa...