domingo, 4 de agosto de 2013

Es tiempo de ti

A veces marcharse es la única forma de volver. El silencio tiene más palabras y mejores verbos que las voces. Y en ocasiones es mejor consejero. La distancia nos enseña, aunque nos hiera la ausencia de todo lo que no queremos lejos.

Callaron las letras durante un tiempo errante y casi eterno. El vértigo las atrapaba entre sus propias espinas sobre jardines ajenos, en los que hoy llueve esperando septiembre. Las luces se encendían más temprano sobre las veredas apurando los sueños y las promesas.


Se sumaba un naufragio de abrazos a estas ganas de verte y quizás por eso cada día se subía un recuerdo a mi maleta, hasta descubrir que a la semana le sobran lunes y le faltan contigo. Así fui vigilando los momentos que te debo hasta abandonar las excusas antes que seamos otros. Es tiempo de ti, al precio que ponga el futuro.


Hoy mis manos, en la ausencia de tu pelo, vuelven a golpear teclas sobre la computadora añorándote cerca. No sé si esperarás mi regreso antes que las luces se apaguen, pero has de saber que en cada sueño te espera mi beso.

domingo, 12 de mayo de 2013

De regreso


El camino se hace corto cuando nos esperan. No ha sido fácil soportar la distancia ni ha sido simple dormir al tiempo cuando se enferma de ausencia. Pero aquí estamos, ya de regreso.

Traemos la maleta llena de experiencias. La misma maleta con la que nos marchamos aquella vez tan llena de recuerdos. Recuerdos que hoy nos hacen volver.


No sabíamos cuánto tardaría el viaje y quizás esa fue la razón por la que nos fuimos sin despedirnos. O tal vez no. Tal vez fue nuestro miedo al abismo que deja el silencio tras la última palabra, la última mirada, el último beso. Bien sabes que no me gustan las despedidas pues el destino juega con las que son definitivas. Prefiero los “Hasta pronto”, “Luego nos vemos” o “Nos comunicamos”, pues basta la magia del recuerdo para estar comunicados. La vida me ha enseñado que un “Adiós” puede ser demasiado tiempo y que nunca debes despedirte sin un “Te quiero”. Lo único que puedes hacer por el mañana, es hoy dejarle el mejor ayer.

De una u otra manera, vamos de regreso.

Tengo tantas cosas por contarte y todas comienzan con un “Te echaba de menos”. Es tarde y hace frío. Te encontraré dormida con la hoguera encendida. Cansada y hermosa, como te soñé cada  noche y como te esperé cada día. Sonreirás al verme y entre tu risa y tu abrazo, confirmarán mis sueños que en verdad nunca me he ido.

La espera no ha sido en vano, vida mía, pienso mientras camino entre la humedad y el humo de regreso a ti… a casa.

Voy de regreso a ti, mi beso a tu frente, mis brazos a tu espalda y todo mi ayer a tu mañana.

Te echaba de menos…

P.D. Gracias por la espera, por la búsqueda y por dormir con aquella vieja promesa: “Donde mis letras te alcancen, estoy contigo.”

viernes, 4 de enero de 2013

Te dedico


Te dedico la noche, el silencio y la espera hasta apagar la luz

Te dedico los brazos abiertos, las estrellas y la última barra de carga del teléfono que no suena

Te dedico la alegría del triunfo y la soledad de la derrota, que no fue derrota sin antes ser renuncia

Te dedico el café, el cigarrillo, el sillón y el reloj que se salta las horas entre recuerdos.

Te dedico el “Estas en mí”, pero “No te tengo”.

Te dedico los sueños sin cama, el “Por qué no llegas?”, la mano en la almohada.

Te dedico el beso que muerdo cada vez que te pienso y la ausencia en la mirada.

Te dedico el bosque sin hadas y la lluvia sin viento.

Te dedico el puesto vacío que me acompaña en la cena.

Te dedico la fuerza de haber hablado lo dicho, pero por sobre todo lo que callé y no dije.

Puede que sea tarde para la madrugada. Puede que no regreses sin haber estado.

Aun así…

Si no vuelves, no me queda otra opción que dedicarte un eterno recuerdo callado

lunes, 31 de diciembre de 2012

Minuto cero


Cuenta regresiva hacia el minuto cero.

Las calles y tiendas se llenan de preparativos para recibir el nuevo año. La ciudad enloquece y se repiten las filas en los supermercados, terminales de buses y estaciones de ferrocarril. Hemos de prepararnos para el cambio de calendario. No está demás seguir las tradiciones rituales de nuestro pueblo o algunas adquiridas por efecto de la globalización. Así brindaremos con champaña, alguna niña soltera vestirá ropa interior amarilla, comeremos uvas, pasearemos una maleta o quemaremos la ropa vieja. Vamos a intentarlo todo para que esta noche no dibuje soledades. Que los amigos brinden, que los familiares se reencuentren, que los amores se besen.

Al final del camino es más fácil olvidar las piedras. Por hoy no duele el trayecto del año que llevamos a cuestas. Quizás por eso debemos renovar las fuerzas con la seria promesa de esta vez cumplir los sueños pendientes. Levantarnos del sillón y volver al camino, o abrirlo si hace falta. Dejar de pensar y acercar las manos.

Que tu primer abrazo sea para ti, para la gran maravilla que eres, porque te lo debes. Porque nadie como tú distrae al mundo con una sonrisa para que no vean tus lágrimas. Porque creas la magia. Porque te levantas de madrugada, porque besas la frente, porque quitas la fiebre y sin ser el Nazareno multiplicas el pan con lo que te queda de sueldo. Porque no siempre da frutos lo que haces, ni esperas reconocimiento por lo que quiebras tu espalda. Por ser la última persona que apaga la luz en casa. Porque tus sueños no siempre acompañan tu almohada y si bien no aparezcas en fotografías, eres el mejor recuerdo.

Te debes ese minuto cero y esa razón de ser feliz que eres tú.

Aunque no seas mi primer abrazo del año que comienza, serás el de todos los días.

domingo, 2 de diciembre de 2012

Tiempo


Hay vivencias que por muy contadas y repetidas, no son aprendidas. El ciclo vuelve al inicio olvidando las huellas del trayecto. Pasa con la historia de los pueblos, con las generaciones, la familia y los amigos. Podemos reencontrarnos, pero ya no somos los mismos aunque coincidamos en aquel lugar común del recuerdo.

Todo tiempo pasado fue mejor. No lo sé. Sería llenar las plazas de cementerios. Prefiero requerir la memoria para oxigenar el inicio de la ruta que cada amanecer nos espera tras la ventana. Estrenar las posibilidades, abrir y no sumarse al camino. Acompañar al creer con el querer y darle acción al pensamiento.
Tal vez así argumentaremos defensa cuando juzguen nuestros actos.

Todo tiempo pasado se nos adelantó y no es bueno seguir impasibles y dormidos cada vez que  completa otra vuelta el semáforo. Vamos por nuestros sueños, que cada parpadeo demanda vida. Es excusa imputar al destino cuando somos lo que queremos. No culpemos la mala mano si fuimos nosotros mismos los que elegimos el juego.

Se nos agota el tiempo que nos sobraba ayer.

Amanece mientras persistes en la noche.

Por favor, no te quedes en el recuerdo.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Callamos


Esa caricia inexistente se hace cada vez más necesaria. No hay un juego de piel, sino destellos de casualidades que arrastran silencios culpables de no decirnos nada.

Callamos.

Tú y yo nos encontramos en esa mirada cómplice que es ausencia al resto de las palabras. Los demás marcan la escena muda, casi en blanco y negro a nuestro alrededor, mientras nacen ocultas sonrisas ajenas a tantos ojos vigilantes o celosos de nuestro color.

Anda. Deja que el mundo gire. Cierra la puerta que tengo un universo preparado para ti. Mira que entre que yo llego tarde y tú te retiras temprano, hay un tiempo que nos espera por coincidir. Descansemos prescindibles de abrazos equivocados que tantas veces hemos dado y que en el fondo nos debemos. Sujétame la esperanza que yo alcanzaré tus sueños.

Pero callamos, dejando enfriar el café y consumir el cigarrillo. Porque tal vez es mejor el silencio que confundir las palabras. Porque entre el vapor y el humo se diluyen los miedos consecuencia del ayer que arrastramos y el temor a despertar mañana haciéndonos falta.

Y a base de evitar evidencias nos sumergimos en el paradigma de llamar casualidad al destino. Es mejor así.

O tal vez no.

Y en callar, puede que nunca lo sabremos.